ARTICULO DE OPINIÓN PUBLICADO EN LA REVISTA SOY-DE.COM Nº 24 – 1ª QUINCENA ABRIL 2022
Opinión de Cirilo Luis Álvarez | SoyDe (soy-de.com)
– NO VALEN PARCHES –
En los días que corren, económicamente hablando se han instalado caos y servidumbre, en el grueso de la mayor parte de todos los hogares de nuestros pueblos y ciudades.
Caos surgido de la incertidumbre aciaga, de no saber cómo se va a llegar a final de mes y servidumbre provocada por la angustia de la posible carencia de productos básicos y energía en cualquier momento y a las primeras de cambio, sin previsión de mejora.
Si hablamos de la cesta de la compra, básica para todo hijo de vecino, no es posible que sobrevivamos en el tiempo, con los índices de precios que gastan los bienes de consumo necesarios para la simple subsistencia.
Si el que trabaja no comiera, barato el trigo estuviera, pero como esto es una quimera y los que manejan el cotarro comercial saben de sobra que el verdadero valor de un objeto o bien, es aquel que se está dispuesto a pagar por él, así nos va al resto de los mortales.
Los informes estadísticos económicos no tienen alma y como las políticas económicas monetarias nacionales e internaciones, son tejidas por entidades o personajes que no calzan en su día a día, necesidades básicas en cuanto a falta o precariedad de emolumentos que les obliguen a apretarse el cinturón, el resultado es una escalada de precios sin precedentes que pone el peligro la sociedad del bienestar que se ha fraguado en nuestras fronteras y en el resto de Europa en los últimos cincuenta años.
Si hablamos de nuestra tierra, no es de recibo que un kilo de mandarinas llegue al consumidor a un precio de cuatro euros, la carne a veintitantos y el pescado en cuanto te salgas del tiesto, a unos precios tan desorbitados, que sólo pueden pagarlo los ciudadanos más privilegiados.
¿Y que van a comer los ciudadanos de a pie? ¿Pan y ajo como antaño?
Si a eso le sumamos que la energía ha triplicado su precio en el ultimo año y que el combustible de automoción ha duplicado igualmente su valor en el mercado, que alguien explique y justifique las claves de cómo los sufridores de a pie o pueblo llano, pueden salir de este pifostio que se ha montado..
No valen parches y soluciones de los jerifaltes que nos gobiernan inmersos en su particular vía crucis de dimes y diretes o de tiro la piedra y escondo la mano, ya que a estos se la refanfinfla la curva del coste de la vida, embebidos hasta la médula en los privilegios gratuitos inherentes a sus cargos y por supuesto viviendo en el mundo de Yupi o en Babia con sus astronómicos salarios y otros conceptos menos honorables, que ni siquiera tuvieron la decencia de perdonar en tiempos de pandemia.
Y que conste que hablo de todas las fuerzas políticas del hemiciclo, sean del color que luzcan en sus siglas, pues todos ellos demuestran y así lo han hecho mil veces mas una, estar alejados por un gran trecho de la más absoluta realidad mundana.
Ya conocen el refrán, andando yo caliente ríase la gente.
La pega de este proverbio aplicado a estos tiempos revueltos, es que no existe certeza de cuánto va a andar la gente riéndose y cuánto van a seguir estando ellos calentitos, mientras el resto nos congelamos por no poder calentarnos o lo que es más miserable, por no poder llenar el estómago, aunque sea de una triste sopita de fideos.
A ver si va a despertar el pueblo de una vez por todas y los corren a gorrazos, aunque de eso ya se encargaran ellos que no ocurra, pues son tan astutos, que cuando ven asomar el descontento, dejan caer unas cuantas migajas sociales al suelo para entretener a la plebe y que ésta las vaya picoteando y provocar con ello, que así se olvide el grueso del contratiempo.
¡Que Dios nos pille confesados!
Ya podemos rezarle, pues le tendremos cerca en breves fechas en las calles de toda España, a ver si al Omnipotente le hacemos brecha en el corazón y nos hecha una mano o cuando menos, nos soluciona el panorama con una breve penitencia.
Como no caiga esa breva o se dé el caso, estamos más que apañados, desde la piel hasta los huesos.
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