Opinión.
Andamos en estos tiempos
una mijita desmemoriados
sobre algunos acontecimientos
que sucedieron en España
en nuestro reciente pasado.
Pero alguien puede responderme
como diablos hemos olvidado
quien fué Miguel Ángel Blanco
qué ocurrió en el Hipercor
de Barcelona en el año 1987
quién és Irene Villa
o que sucedió en ciertas casas cuartel
de Zaragoza o de Vich
o ya en nuestra capital en la plaza
de la Republica Dominicana hace 33 años.
Es rotundamente y bien cierto
que la clave de la sanación del alma
dicen que esta oculta en el perdón y la esperanza
pero el pueblo que reniega de su historia
la oculta o la empequeñece
y actúa como si no hubiera existido
está cavando su propia tumba
en la ingratitud y el desprecio.
La sangre de los inocentes y el dolor
de sus familiares y amigos
jamás debe servir para alentar batallas o rencor
pero tampoco debe relegarse
al olvido y al ostracismo.
No se trata de que solamente los recuerden
quienes formaron parte de su entorno
sino que cualquier ciudadano que se precie
sepa que hubo una legión de abnegados ciudadanos
que sufrieron escarnio en sus carnes
entregando su vida y corazón a pecho descubierto
en pos del bien comunitario.
Luego en el futuro no nos quejemos
de que los jóvenes están dormidos
si entre todos los ayudamos
a que su vida sea un continuo desperdicio.
Encima de la falta de oportunidades
y su difícil acceso a la vivienda
y otro sinfín de problemas añadidos
a los que los benditos se enfrentan
vamos los adultos y les ocultamos
nuestras ancestrales vergüenzas.
Así como van a protestar
y reivindicar sus derechos
o es que a algunos personajes
de las altas esferas
les viene mejor que estén dormidos
y faltos de históricas experiencias.
Nuestro futuro esta en sus manos
y en ellos o en una parte grande
de nuestra juventud
a día de hoy, impera en su ausencia el pasado.
Ningún pueblo debería dejar
que se oculte su historia reciente
pues sobre el afligido y no en el desmemoriado
se supone que va escrito el presente.
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