La tierra está vencida y ahíta de contaminación, talas indiscriminadas, superpoblación, desertización, reducción de la biodiversidad y abuso continuado de sus recursos hasta el punto de estar a día de hoy en la línea roja del punto de no retorno.
Y es jurado y verdugo, alma mater y sepulcro del humano y a menos que nos concienciemos y sensibilicemos con el medio ambiente, el Apocalipsis ganará poco a poco la partida a la raza dominante y convertirá el osáis y vergel que nos fue regalado y que hoy disfrutamos, en páramo yermo y asolado.
Y con el nacimiento inesperado de la primera de sus plagas, nos ha cogido a contrapié y en una trampa inmisericorde y miserable, ha atrapado a la sociedad del bienestar que el humano ha creado y la ha trastocado en caos, miedo, inseguridad y en cascada de calamidades, en salarios y empleos y precarios.
Es la hora de la venganza del planeta, que no sé por que me da, que en el calendario esta marcada la fecha de este 2020, ojala que el Altísimo reparta suerte o como mínimo no nos pille con el culo al aire y de paso más que confesados.
En nuestra piel de toro, no es momento para alegrías, ni está el horno para bollos, ni la Magdalena para tafetanes.
Pues, según parece y todos los indicios y marcadores oficiales relevantes así parecen atestiguar, aunque a veces se enmarañen las cifras y tergiversen informaciones para al menos intentar apaciguar y soliviantar lo menos posible al conjunto de la ciudadanía , lo que si parece claro como el agua y espeso como el chocolate es que una vez que haya pasado la explosión comercial del sector turístico, bastión primordial de nuestra economía (este año para mas Inri a medio pelo y cuarto de gas) y retornemos al usual comportamiento del país, laboralmente hablando, ni por asomo se arriendan las ganancias para poder soportar el declive empresarial y por ende el de el sufrido ciudadano de a pie, que en ultima instancia y como cualquiera puede suponer, es el claro paganini o pagafantas de cualquier cambio que se produzca por nimio que así lo fuera, en la economía y buen funcionamiento de nuestro país.
En la hora de la venganza del planeta, la incertidumbre y el agobio económico, desde luego no serán patrimonio en exclusiva de nuestra Iberia, sino que será caos y hecatombe mundial, aunque esta tesitura para nada nos consuela, por mucho que no nos cansemos de decir hasta en la sopa:
“ Mal de muchos consuelo de todos
ó cuando las barbas de tu vecino veas pelar,
coree como alma que lleva el diablo
y pon las tuyas a remojar”
Ya que por desgracia, a las pruebas me remito y tomando como ejemplo la situación vivida en estos últimos tiempos, a causa del Covid 19, nos hemos hinchado de ver las barbas del vecino chino e italiano ( entre otros) mas que rasuradas y al final nos ha pillado el mal en bragas y calzoncillos.
En la hora de la revancha del planeta, tal vez sea el momento de hacer examen de conciencia y acometer ejercicio de responsabilidad, paciencia, tesón y esperanza, cuatro virtudes de las que el pueblo español ha demostrado en el tiempo, que esta mas que acostumbrado, pues echando la vista atrás, a los últimos cien años de nuestra historia reciente, existen múltiples situaciones políticas y sociales, en las cuales tuvieron que aplicarse todas ellas.
Las generaciones venideras no son culpables de lo que sus ancestros sembraron, es nuestra obligación y derecho, establecer un punto de partida para que la carrera que quede por batallar, iniciemos aleteando como pájaros y libres de zancadillas.
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