¿HACIA DÓNDE VAN LAS LETRAS?
(Ruego y homenaje al compañero)
Estimados compañeros/as:
En esta época calamitosa e infausta que nos ha tocado vivir, tanto social, económica y sanitariamente hablando, como así mismo en el entorno que a todos los asociados nos ocupa, con un gremio subsistiendo a real y media manta, con los abnegados puntos de venta y distribución de las obras literarias bajo mínimos, en cuanto a afluencia de clientes y luchando contra corriente, por que de una vez por todas, germine de nuevo en la sociedad de nuestro país, un nuevo interés y concepto sobre la literatura que prime su expansión en la colectividad del lector potencial, en detrimento de otras instrumentos de comunicación y asueto, aficiones y estilo de vida , como pueden ser las nuevas tecnologías y sus múltiples aplicaciones que se han instaurado en todos los estamentos y pirámides del existir cotidiano .
Pues bien a estas alturas de la hecatombe literaria que sufre nuestro país, con la mayor parte de los jóvenes ausentes de la lectura tradicional ( salvo que sea a través del celular ) y reconociendo abiertamente en muchos casos, que hace años que no han sentido en las palmas de sus manos ni en sus dedos, el placer de hojear las paginas de un libro, ni oler sus hojas con ese perfume a imprenta y a cola reciente, que muchos de nosotros tenemos instalada en la mente, desde que éramos niños y que gracias a la memoria antigua, de vez en cuando recordamos paladeando y transportándonos a esos años de infancia, que a cada cual marcaron instruyéndole de salva manera y sobre todo nos proporcionaron las bases y conocimiento para ser lo que hoy somos:
Practicantes y defensores a ultranza, de las letras, herencia impenitente del pasado, panacea y piedra filosofal del futuro, caballo de Troya y Piedra de Rosetta, en el presente, de la inteligencia y la epistemología, de cualquier sociedad que se precie y que persiga el objetivo de vivir bajo la sombra del conocimiento y del saber.
Más, llegados a este punto y tesitura, desde el amor incondicional que profesamos a la cultura del saber, tal vez nos corresponda a nosotros, el deber de luchar a capa y espada y con todas nuestra fuerzas, para que esta terrible “pandemia” y escarnio de la literatura, no vaya a más y salte la barrera del punto de no retorno y convierta nuestra España en un secarral literario.
Desterremos nuestros egos y rememos todos a una, en pos de un objetivo común; lograr que nuestros jóvenes y adultos, recuperen la ilusión y costumbre de palpar y sentir en sus manos un libro, disfrutar con su lectura y soñar con los innumerables mundos, que gracias a ellos, podemos imaginar, sin levantarnos del cómodo sillón en nuestros hogares.
Sólo un pacer comparable a los lances libidinosos de una noche de amor exultante.
Desde esta ventana que me proporciona la Asociación de Escritores de Madrid, a la cual tengo el honor de pertenecer y desde la lógica confianza y seguridad que me ofrece el convencimiento, de que a todos mis compañeros de letras les mueve y motiva el mismo empeño y esperanza, por que cambien las circunstancias literarias, me atrevo a lanzar un claro mensaje, que espero llegue a cada uno de vuestros corazones y lo hago en forma del verso más humilde y sencillo, jamás escrito.
Permitidme esta licencia irreverente.
Humildad, salva a las letras.
Por favor yo te lo pido,
pero hazlo, con modestia y pureza,
amas de orgullo y paciencia.
Pues, con soberbia y vanidad
a las que abrazamos algunos,
entre los cuales me incluyo
yo el primero,
no se ganaron batallas
ni se obtuvo el fruto soñado,
que portamos en el alma.
Y que no es otro que liberar
el sentir de un escritor,
abrazando la palabra.
Y que nos sirva de acicate, esta magistral cita que nos legó y sentenció, en una ocasión, el maestro romano Cicerón:
“Un hogar sin libros es, como un cuerpo sin alma”
Cicerón, jurista, filósofo, escritor y pensador.
Vayan por delante, mis mejores y fructíferos deseos para todos.
Un fuerte abrazo.
Cirilo Luís Álvarez
“Ciri”
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